¿Eres maleducado en la oficina?

Evita estos malos hábitos
Getty ImagesInterrumpir a alguien es desagradable y demuestras que no tienes interés en escuchar al otro.


Rara vez le quitas un caramelo a un niño. Ya no haces más zancadillas a la gente que camina en muletas.

Ni siquiera puedes recordar cuándo fue la última vez que hiciste llorar a alguien. La verdad: podrías portarte bastante peor. No estás en carrera por el premio al buen samaritano del año pero eres una persona bastante decente.Pero, ¿qué sucede con tus compañeros de trabajo? A lo largo de nuestro día de trabajo vivimos situaciones que nos dejan perplejos. A veces te preguntas si la gente es grosera deliberadamente o lo hace sin darse cuenta. Después de todo, quisieras creer que la gente no lo hace para molestarte.

Ejemplos de mala educación
Pensando en esto, pusimos nuestra atención en las poco civilizadas conductas que se observan en el mundo laboral, tratando de explicar por qué son inconvenientes y por qué deberías evitarlas (o por qué deberías evitar que te las hagan a ti).

1. ¿Sabes qué interrumpir es mala educación?

Interrumpir a alguien es desagradable. Cuando lo haces, estás sugiriendo de alguna manera que tus ideas y tu tiempo son más importantes que los del otro y que no tienes interés en escuchar lo que te están diciendo.Si sucede una vez, vaya y pase, pero la interrupción como hábito es problemática, de acuerdo con Susan B. Wilson, coach profesional. "Alguna gente acostumbra interrumpir sin cesar: por teléfono, en una reunión o en medio de un razonamiento".

2. No, gracias

Quizás la frase que más escuchemos decir a los padres, además de "Porque yo lo dije" y "No" sea "¿Y qué se dice?". Así los padres inducen al niño a responder "gracias" como gesto de buena educación, una práctica que ya olvidaron muchos adultos."La siguiente estadística merece ser difundida", dice Wilson. "En una encuesta realizada en 2002 por Public Agenda, el 48 por ciento de los adultos a quienes se les preguntó si recibía un 'por favor' o un 'gracias'marcó como respuesta 'a veces'; el 16 por ciento respondió 'practicamente nunca'". Una palabra de gratitud puede poner a alguien de buen humor o evitar que adquiera un humor de perros. ¿Por qué no hacerlo?

3. Modales en la mesa

Kara C.* tiene su oportunidad de desahogarse por la descortesía que observa en el lugar de trabajo y al tope de su lista está la falta de buenas costumbres de orden y limpieza. En la cocina de la empresa donde trabaja, no es necesario buscar demasiado para encontrar evidencias de alguien que utilizó un vaso o un plato y los dejó sucios. Ella quiere recordar a sus colegas que en la oficina no hay servicio doméstico que vaya limpiando detrás de ellos.

4. Cuidado con la boquita

El lenguaje es muy subjetivo. Cada uno tiene su peculiar manera de expresarse. Algunos te reciben con un amistoso "¡Hola!" y otros te gruñen un "¿Qué pasa?" Si de lenguaje subido de tono se trata, algunos abusan del "hell" y otros del "H-E-double hockey sticks." Esto es algo que vale la pena recordar cuando convives con otras personas en un trabajo. No se trata tanto de la blasfemia en sí, sino más bien del hecho de que no sabes si molestas a quienes te rodean o no.

5. De acuerdo, ahora todos podemos oírte

Cuando se es adolescente se cuida mucho la privacidad de las conversaciones telefónicas. Si intentas oír sus conversaciones, te pondrán cara de pocos amigos y harán que te sientas como un niño y ellos, como adultos. Qué extraño es que, unos años después, estos adolescentes den un giro de 180 grados y deseen ser escuchados por todos.Como las oficinas modernas consisten en una gran planta dividida en diminutos cubículos, una conversación manos libres se puede transformar en tema de todo el piso. No importa que escuchar una conversación de la que no eres parte sea molesto; piensa qué fastidioso es tratar de concentrarse en el trabajo cuando alguien está parloteando en tus oídos. En lugar de obligar a que todo el departamento escuche tu llamada, invierte en un par de auriculares o simplemente mantén el receptor en la mano.

6. Disculpa, ¿te conozco?

Si te cruzas en las escaleras con algún compañero de trabajo, sonríele o salúdalo con la cabeza o de algún otro modo. No es necesario que te le arrojes en un abrazo o que simules que son dos grandes amigos. Todo lo que una persona desea es recibir un saludo dando cuenta de haber sido visto sin que se lo eluda ni se evite su contacto.¿Por qué es esto importante, al fin y al cabo? OK, piensa en la situación contraria: bajas por la escalera y haces como que no lo viste desviando tu vista. Preferirías hacer cualquier cosa menos dar un mínimo saludo al otro. ¿Qué tipo de mensaje se está enviando?